viernes, 15 de noviembre de 2013

relato: Mirada



            Hay una mirada que, perdida en el mar, espera su turno, paciente, contando lágrimas. Cuando este llegue, su corazón latirá de nuevo, para convertirse en cenizas y renacer de ellas como un fénix moribundo.

            Deberá ver, oír, y decidir su camino. Quizá viaje al hogar de Manrique y, de valle en valle, se cruce un buey con mala estrella, para acabar sollozando en el cuarto de atrás. Su sonrisa alimentará el hambre, que servirá para atraer a los leones. Ellos, una vez satisfechos, esperaran su turno, pacientes, contando lágrimas.

            Aún así, continuará su avance, inexorable búsqueda con mil voces y ningún sonido. Cortando el aire, invisibles, el blanco y el negro volaran decididos, y su luz alimentará el hambre, que servirá para atraer a los buitres. Ellos, una vez satisfechos, esperaran su turno, pacientes, contando lágrimas.

            Pronto escuchará la música, y querrá seguir su melodía. Poco a poco se tornará frenética y fría, llenando de vacío el alma de su portavoz. Destruirá la razón y alimentará el hambre, que servirá para atraer a los chacales. Ellos, una vez satisfechos, esperaran su turno, pacientes, contando lágrimas.

            Cuando sienta que el final esta cerca, abrirá los ojos por primera vez para poder tocar, extenderá sus manos para oír, y preparará sus oídos para poder ver. Finalmente, sabrá que es un naufrago tratando de conservar su calor, una sola hora pintada de lila, un libro manchado de recuerdos. Comprenderá quien es y alimentará el hambre, que servirá para atraer una mirada. Ella, una vez satisfecha, abrirá sus ojos, paciente, y naufragarán juntos, sobre un mar de lágrimas.

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